Ser madres,
ser solteras, ser casadas, ser amas de casa, convivir en pareja, ser profesionales
por cuenta propia o por cuenta ajena……. No son excluyentes. Lo importante es
poder elegir “libremente”. Poder decidir. Tener opciones.
Opciones
sexuales, educativas, sanitarias, profesionales, familiares, etc.
Socialmente
me considero ciudadana e individualmente mujer.
La
democracia me da opciones, el Estado tutela esas opciones. Tiene el deber de
hacerlo porque es el representante de muchas diferencias dentro de su
globalidad. Ahí radica la riqueza del Estado, lo que le hace universal. Para
todo el universo de la población. Es de todas pero es para todas.
Ser progresista
no es un etiqueta. Es una forma de vida, de reivindicar el día a día en mi
actividad ciudadana, profesional, laboral, personal, familiar…... Unas mujeres se
sienten progresistas y lo reafirman pública y políticamente; otras lo viven sin
definirlo. Pero todas hacemos Estado.
Una
educación basada en el progreso, es generadora de conocimiento, facilitadora de
mentes libres para pensar, sentir y actuar. Sin miedos, con recursos, con
dudas, que se interrogan cómo y por qué
suceden las cosas. Que exigen.
Para
progresar es necesario tener “memoria”, conocer las “historias”. Es necesario
tener “memoria histórica” para poder comparar y para poder prevenir.
No se trata
de preguntar si estoy a favor o en contra de la ley de aborto, del estado del bienestar, de la ley de calidad de
la educación…... Una mujer progresista está a favor del respeto a lo
individual, de la riqueza de las diferencias, del beneficio de lo social, del
pensamiento colectivo, de la dignidad ética, de las opciones, de la democracia
y de la libertad. Una mujer progresista está en contra de la autocracia, del
pensamiento único, de la estética social, de la represión en todas sus
acepciones, de la imposición por Ley, de la manipulación, del adoctrinamiento,
del castigo y del poder del miedo.
Una mujer
progresista exige, porque conoce, piensa, tiene “memoria”, siente y respeta
todas las opciones, pero no está dispuesta a que un grupo de gobernantes bajo
la apariencia del Estado, dicte normas, reprima derechos, genere miedos y
manipule conciencias. Porque eso, según nuestra “memoria histórica” no es una
Democracia es una Dictadura. Y las dictaduras y los dictadores no son una
opción.
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